La fábrica Al-Oula transforma neumáticos
contaminantes en baldosas seguras

Una iniciativa de desarrollo local en un municipio del sur del Líbano

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La fábrica de Al-Oula está creciendo y avanzando de forma autosuficiente gracias a los esfuerzos individuales de sus socios, así como a la ayuda de trabajadores locales que se ganan la vida con los neumáticos.

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Logo de la fabrica

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Los tres socios son hoy un ejemplo para los jóvenes libaneses que se interesen por su comunidad local y en crear oportunidades de trabajo tanto para sí mismos como para los demás.

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Según Issa, el único problema al que se enfrenta la fábrica es la disminución del número de neumáticos enviados por los municipios.



Beirut - Veronique Abou Ghazaleh

Quemar neumáticos se ha convertido en parte de la cultura de varias regiones del Líbano, ya sea en señal de protesta e indignación durante manifestaciones y huelgas, o para deshacerse de grandes cantidades de neumáticos usados. Sin embargo, aunque allí se considere como única solución, la quema de neumáticos es sumamente perjudicial para el medio ambiente debido a las emisiones de CO2 que produce.

 

Es por esto que algunos municipios libaneses prefieren enterrar los neumáticos en “montañas” de basura, sin preocuparse de que sus componentes son de lo más resistentes a los elementos naturales: un neumático tarda cientos de años en desintegrarse. El Líbano no es, ni mucho menos, el único país que afronta este problema; de hecho, se trata de una crisis mundial, sobre todo en países en vías de desarrollo, donde no existen medios para su desecho seguro mediante el reciclaje.

 

Pero aún hay esperanza de que esto se solucione en la localidad sudlibanesa de Toul, sede de una fábrica de reciclaje de neumáticos llamada Al-Oula y dirigida por Ali Issa, Ahmad Shamseddine y Oula Issa, tres empresarios jóvenes con conciencia ecológica e ideas creativas.

 

“No lo quemes… tritúralo”

En 2011, los tres nuevos empresarios decidieron lanzar la fábrica de Al-Oula, aprovechando muchos años de experiencia familiar en el reciclaje de caucho para fabricar una variedad productos que se vendían a distintos comercios. La motivación principal para abrir la fábrica fue evitar la quema o el entierro de neumáticos. Al-Oula los tritura y los pulveriza para después convertir la mezcla en baldosas para caminos, patios de colegio, clubs deportivos y guarderías.

 

El proyecto necesitó un período de prueba ya que sus impulsores importaron la maquinaria y dependían del programa Kafalat para su financiación. Pero un año más tarde, la fábrica comenzó a funcionar con éxito sin ayudas oficiales y, hoy, cubre dos necesidades esenciales en el Líbano. En primer lugar, contribuye a la eliminación de neumáticos deteriorados, que representaban un gran problema sobre todo para los municipios y para las tiendas especializadas en vender y reparar neumáticos.

 

En segundo lugar, provee de baldosas de goma seguras a numerosos establecimientos que anteriormente tenían que importar este tipo de mercancías, de China principalmente. Y eso no es todo, porque Al-Oula ya compite con artículos importados gracias a la calidad y el bajo precio de sus productos. De hecho, ha empezado a exportar baldosas a países vecinos como Jordania.

 

Ali Issa, uno de los socios, explicó al periódico Al-Hayat que el proyecto se inició ante todo con el deseo de solucionar el problema de la quema de neumáticos y de eliminar sus efectos nocivos. Se trata de la primera fábrica de este tipo, no solo en este barrio, sino en todo el Líbano. Antes de lanzar el proyecto, los tres socios estudiaron el mercado y su necesidad de baldosas seguras con diez años de garantía. Descubrieron que tales baldosas se importaban a precios elevados en comparación con los que actualmente aplica la fábrica de Al-Oula.

 

A continuación, se pusieron en contacto con municipios, en concreto el de Saida, que queda cerca de Toul, para que les suministraran neumáticos una vez que las máquinas de triturado estuvieran listas. Hoy en día, la fábrica es capaz de triturar y pulverizar 200 neumáticos en cinco horas. El polvo resultante se vende sin procesar a los comerciantes.

 

Más adelante, se empleará en parques deportivos o se convertirá en baldosas comprimidas de distintas formas y tamaños, que se utilizarán para pavimentar diversas superficies. La fábrica ya recibe pedidos de varias regiones del Líbano, e incluso de países vecinos, que muestran interés por usar estas baldosas ecológicas y resistentes a elementos naturales como el calor o la lluvia. Y lo que es más importante: estas baldosas protegen a las personas que caminan sobre ellas, sobre todo a los niños, para quienes las baldosas corrientes son inapropiadas.

 

Según Issa, el único problema al que se enfrenta la fábrica es la disminución del número de neumáticos enviados por los municipios, en especial Saida. Esta es, no obstante, una buena noticia para el medio ambiente ya que preludia el hallazgo de una solución para el perpetuo problema de los neumáticos inservibles.

 

Issa ha propuesto enviar camiones a distintas regiones libanesas para recoger neumáticos. Esto ayudará a expandir el negocio y a proporcionar apoyo a municipios más allá de Saida para que puedan solucionar el problema de los neumáticos en su zona. Los vehículos de la fábrica ya han empezado a recogerlos en varias regiones, de hecho, evitando así su dependencia de suministros limitados. Un gran número de neumáticos se están enviando a la fábrica de la localidad de Toul, que los convierte en un polvo listo para ser utilizado en distintos contextos.

 

Desarrollo del proyecto

La fábrica de Al-Oula está creciendo y avanzando de forma autosuficiente gracias a los esfuerzos individuales de sus socios, así como a la ayuda de trabajadores locales que se ganan la vida con los neumáticos. Toul, al igual que otras localidades sudlibanesas, necesita iniciativas de desarrollo como esta para generar oportunidades de empleo y evitar la emigración a la capital. Hasta ahora, esta fábrica singular no ha contado con ninguna ayuda oficial, salvo apoyo moral, que poco contribuye a convertir la fábrica en un modelo a seguir.

 

Pero los socios no creen que la fábrica se vaya a detener aquí. Según ellos, le queda un largo camino de desarrollo por delante. De hecho, Issa nos habló de esfuerzos continuados por crear una máquina que produzca baldosas grandes, en lugar de limitarse a las de tamaño pequeño y mediano. Esto les permitirá participar en proyectos a mayor escala y suministrar baldosas seguras para cubrir superficies más amplias. Cuando visitamos la fábrica, presenciamos el trabajo que ya se estaba realizando para construir dicha máquina, lo cual demuestra una vez más la capacidad de esta generación de libaneses jóvenes para cambiar las cosas con medios muy limitados.

 

Los socios también están trabajando en otra idea: la de reutilizar el lino del interior de los neumáticos, separándolo durante el proceso de trituración. De hecho, ya se han acumulado grandes cantidades de lino en los últimos años, pero la responsabilidad medioambiental que estos chicos sienten les ha impedido deshacerse de él. Ahora preparan un nuevo proyecto cuyo fin es convertir el lino en tablas para el sector de la decoración.

 

Aunque esta iniciativa está aún en fase de estudio, una cosa es segura: todos los componentes pueden ser reciclados sin perjuicio alguno para el medio ambiente.

Los tres socios son hoy un ejemplo para los jóvenes libaneses que se interesen por su comunidad local y en crear oportunidades de trabajo tanto para sí mismos como para los demás, preocupándose al mismo tiempo de todas las implicaciones, sobre todo medioambientales, del proyecto. Debido a los altos niveles de contaminación, la atención sanitaria es el mayor gasto que soporta la población libanesa. Por ello, la solución al problema de los neumáticos ya no puede ser quemarlos sino reciclarlos en fábricas adaptadas para ello como la de Al-Oula.