SwissLeg, caminar es un derecho para todo ser humano
“Existen unos 32 millones de personas amputadas en el mundo, un 80% de las cuales vive en países en vías de desarrollo, y tan solo el 5% tiene acceso a prótesis adecuadas..."
texto alternativo

Roberto Agosta, cofundador y director ejecutivo de SwissLeg (www.swissleg.org).

texto alternativo

Roberto Agosta, cofundador y director ejecutivo de SwissLeg (www.swissleg.org).

texto alternativo

Roberto Agosta, cofundador y director ejecutivo de SwissLeg (www.swissleg.org)


De Generoso Chiaradonna
laRegioneTicino
Bellinzona – Suiza


La idea nació cuando se cruzaron dos historias personales y trayectorias profesionales bien distintas. Uno de estos hombres procede de Jordania, en Oriente Medio (una zona del mundo turbulenta, cuando menos), y el otro de Suiza.>

El primero representa el alma del proyecto, mientras que el segundo es un director con 20 años de experiencia en el campo humanitario, concretamente en África. Como suele suceder en las historias que comienzan con dos personas, hay una tercera que se suma: un académico de Brasil, investigador de la Sloan School of Management del MIT en Boston y ex director del Máster en Logística y Gestión Humanitaria (que él mismo fundó) en la ‘Università della Svizzera Italiana (www.usi.ch), cargo que ocupó durante ocho años.>

Estos tres hombres son Mohammad Ismail (Jordania), Roberto Agosta (Suiza) y Paulo Gonçalves (Brasil). El encuentro casi fortuito de sus mentes brillantes en Suiza marcó el comienzo del proyecto: una nueva empresa que produce piernas protésicas a bajo coste.>

“Existen unos 32 millones de personas amputadas en el mundo, un 80% de las cuales vive en países en vías de desarrollo, y tan solo el 5% tiene acceso a prótesis adecuadas. Esto significa que en todo el mundo hay más de 25 millones de personas necesitadas de prótesis.>

La mayoría de amputados, tres de cada cuatro aproximadamente, necesita una prótesis para sus extremidades inferiores”, explica Roberto Agosta, cofundador y director ejecutivo de SwissLeg (www.swissleg.org). Estas personas apenas pueden permitirse los cuidados que necesitan, y menos aún una prótesis biónica; tampoco pueden conformarse con una solución provisional.>

De hecho, para gestionar emergencias de este tipo, las prótesis suelen producirse en países desarrollados para enviarse después a los pacientes de forma estandarizada, en lugar de adaptarlos a las necesidades de cada paciente. Y es aquí donde entra en juego la innovación de SwissLeg, que fabrica prótesis de calidad a bajo coste directamente in situ.>

Es más, el proceso tiene lugar en el domicilio mismo del paciente. “Nuestra tecnología combina un diseño innovador, un modelo de producción más rápido y un material duradero”, señala Agosta. La idea se le ocurrió a Mohammed Ismail, que cuenta con más de veinte años de experiencia en la construcción de prótesis, seis de ellos en el Comité Internacional de la Cruz Roja y en distintas zonas de guerra.

Es un técnico ortopédico cualificado y especializado en la producción de piernas postizas. “La producción de las prótesis es similar a la de enyesar una extremidad rota. Se crea un molde de la pierna amputada —por debajo de la rodilla, normalmente— y, a continuación, se hace una pierna postiza a partir de una mezcla de polímeros, un material que, al calentarse, se vuelve flexible y fácil de moldear.

Cuando se ha enfriado, es altamente resistente a la deformación y, a su vez, lo suficientemente flexible para garantizar la comodidad del paciente. Pasadas unas tres horas, por lo general, el paciente es capaz de ponerse de pie y caminar de forma independiente”, asegura Roberto Agosta con cierto orgullo. En torno a mil personas han recibido una o dos extremidades de SwissLeg hasta la fecha, principalmente en zonas de conflicto (Siria, Sudán del Norte, Sudán del Sur y Etiopía).

Quisiéramos resaltar que la empresa es relativamente joven. No es una ONG sino una empresa con ánimo de lucro y con capital accionario cuyo objetivo explícito es convertirse en una empresa social (las ganancias tienen que cubrir al menos los costes, pero el impacto social es considerable [N. del Ed.]). Tras su fundación en 2012, la compañía empieza a emerger de su fase inicial. Su mercado objetivo, por decirlo así, son las ONG activas en ciertas regiones del mundo.

En la actualidad, SwissLeg trabaja en Siria, Iraq y Jordania, ya sea directamente o a través de socios. En el caso de Irbid (Jordania) el centro ortopédico lo lleva Ismail. La sede de la empresa se encuentra en Lugano (Suiza). “En algunas sociedades, perder una pierna supone una verdadera tragedia”, afirma Paulo Gonçalves, director general de SwissLeg. “La exclusión social es real y, según la severidad de la amputación, entre uno y tres miembros de la familia ‘se ven obligados’ a cuidar del amputado, lo que conlleva una pérdida de ingresos.

Nuestras prótesis les cambia la vida de la noche a la mañana. Caminar es un derecho fundamental al que ningún hombre, mujer o niño debería renunciar”, añade el Profesor Gonçalves. “El proyecto”, puntualiza Agosta, “pretende por tanto aprovechar una oportunidad de negocio con el fin de responder a una auténtica necesidad.

Pero al mismo tiempo ayuda a personas que han sobrevivido a la trágica pérdida de una extremidad debido a un accidente o a una guerra a recobrar la dignidad de una vida normal”. Durante estos dos años ha habido muchas desgracias que han tenido un final feliz.

Una de estas historias es la de Yasmeen, una chica de 17 años que vive en Nablus (Cisjordania) y que perdió la pierna derecha por encima de la rodilla cuando fue atropellada por un coche. De adolescente, Yasmeen iba a recibir una prótesis en Estados Unidos gracias al programa de una ONG dedicada a ayudar a niños palestinos. Pero nunca llegó a ir a Estados Unidos porque un tal Mohammad Ismail fue directamente a su casa. Gracias a una pierna de SwissLeg, una de las primeras prótesis que la empresa produjo en enero de 2012 logró escalar el Kilmanjaro, la montaña más alta de África.