Un joven emprendedor iraní se dispone a salvar vidas en el mar mientras cambia la percepción de los drones.
Por Mildrade Cherfils / Sparknews
El objetivo principal de Amin Rigi es evitar que la gente se ahogue. Pero cambiar la percepción pública de los drones sería una agradable forma de éxito para este ingeniero de robótica iraní de 28 años que espera introducir el primer robot de rescate en el mercado global.
Inicialmente diseñado para sobrevolar el mar y lanzar hasta tres flotadores para rescatar a las víctimas que se estén ahogando, la última incorporación en el robot salvavidas de Rigi puede convertirlo en un aerodeslizador y traer a la posible víctima hasta la orilla.
"Pensamos que podemos reducir el número de ahogamientos y salvar vidas", dice Rigi de forma natural desde un espacio de trabajo compartido para empresas emergentes de 250 metros cuadraos en Londres, el lugar es un hervidero de contagiosa energía de jóvenes buscavidas y posibilidades.
A pesar de su creciente uso en diversas industrias que van desde la producción de películas hasta la construcción o la agricultura, los drones civiles todavía se ven con demasiada desconfianza.
Rigi quiere añadir "salvavidas" al léxico usado para describir estos vehículos aéreos no tripulados cada vez más frecuentes y prever un futuro en el que sus dispositivos sean usados para ayudar a las víctimas que se caigan por la borda de los barcos así como a los implicados en accidentes de tráfico, inundaciones e incendios, heridos en excursiones de montaña o varados en las plataformas petroleras.
"Estamos pensando en drones que puedan ser una parte real en las misiones de rescate", dice Rigi señalando que la mayor parte de los drones comerciales solo son capaces de cumplir funciones de vigilancia.
Su último modelo, llamado Roboguard, es resistente al agua, tiene la habilidad de aterrizar y despegar en el agua, puede llevar hasta 15 Kg de equipamiento y desplazarse hasta a 50 Km por hora. Misiones de rescate de largo alcance serán posibles gracias a la duración de su batería de 15 minutos.
El modelo superior puede ser equipado con cámaras térmicas para ayudar en misiones de rescate nocturnas, viene con brazos extraíbles y funciona con más autonomía, basándose en el posicionamiento GPS y en la inteligencia artificial más que en el control manual. Con
el tiempo Rigi espera que el modelo incluya una plataforma de aterrizaje de energía
solar donde el drone pueda recargar su batería.
Haces dos veranos, exitosos ensayos en el Mar Caspio donde, cientos de personas se ahogan cada año, incluyeron una carrera entre un drone y un socorrista humano. Este
primer prototipo llamado Pars, como un antiguo reino de Persia, llegó hasta la posible
víctima tres veces más rápido que el humano, en 22 segundos en lugar de 90.
Estas pruebas fueron seguidas por más de 100 emails mostrando el interés de 32 países, pero, con escasos recursos, Rigi no pudo responder de forma inmediata a las solicitudes. Ahora el drone de rescate está en fase de producción en pruebas con una primera edición limitada de 200 ejemplares previstos para este verano.
Distribuidores de México, Brasil e Italia ya han encargado el drone, cuyo precio de venta ronda los 8.000 euros (8.500 dólares) y clientes de otros ocho países, incluyendo Estados Unidos, Letonia y Australia están en negociaciones.
Rigi inició RTS Ideas en Irán pero trasladó su compañía a Londres tras haber sido aceptado en Sirius, un programa de aceleración que trae a jóvenes emprendedores al Reino Unido para ayudar a poner en marcha sus negocios. Ahora recibe ayuda con sus gastos de manutención, espacio de oficinas, tutorías y acceso a los inversores. Tiene un socio de negocios, Amirmahdi Taheri, de 27 años, al que conoció en octubre al inicio del programa.
"Creo que hemos malgastado demasiado tiempo en Irán", dice Rigi, maravillado por los incalculables recursos de los que dispone en el Reino Unido. "Cuanto más tiempo malgastemos, más gente morirá".
El mayor de tres hijos, agradece a sus padres por haber fomentado su interés por las nuevas tecnologías y la robótica cuando era adolescente, por haber financiado su primera investigación y por haberle animándolo a aprovechar la oportunidad en Londres, especialmente cuando estaba a punto de rendirse y cambiar de rumbo. Sin que ellos lo supieran hace aproximadamente un año Rigi empezó a trabajar para una compañía online vendiendo luces LED personalizadas para ganar dinero después de que sus recursos se agotaran y su investigación en los drones se estancara.
Con una risa modesta y un toque de nostalgia Rigi cuenta ese difícil momento así como las competiciones que ganó y perdió, los experimentos que llevó a cabo, los robots que desarrolló y sus grandes fracasos, incluyendo su decepción al no haber sido seleccionado para participar en la reciente competición "Drone For Good".
Su sencilla fe y su ardiente creencia de que su éxito está ligado con un poder superior le motivan al igual que el principio musulmán de que quien salva una vida, salva a la
humanidad. Los beneficios dice que no le interesan pero la noticia de que seis estudiantes se ahogaron en el Mar Caspio mientras participaban en un campamento de verano sí.
"Todas las tecnologías pueden usarse tanto como para salvar vidas como para dañar",
dice Rigi. "No es una cuestión de que los drones sean buenos o malos. Es una cuestión de por qué estamos haciendo un mal uso de esas tecnologías".
Para más información:
Página web: http://www.rtsideas.com/
Vídeo: http://www.sparknews.com/fr/video/drone-life-guard-save-lifes