Lluvia sólida
La vida útil de la "lluvia sólida" es de máximo una década y durante ese tiempo va a proveer a la planta de un suministro de agua regular, evitando el estrés hídrico, fomentando la aireación, evitando evaporación. Las partículas de lluvia sólida se pueden secar y volver a hidratarse cada ciclo de cultivo.


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La lluvia sólida, es un producto que consiste en un polvo granulado constituido por acrilato de potasio.

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Antes de ser hidratado, el producto tiene una consistencia muy similar a la del azúcar



Por Claudia Villanueva / Excelsior

La falta de agua es un problema que va en aumento y afecta a todas las regiones del planeta en menor o mayor medida. Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cerca de 700 millones de personas procedentes de 43 países sufren escasez de agua y se estima que para 2050 esa falta afectará a dos tercios de la población mundial debido al uso excesivo de recursos hídricos para la producción de alimentos.

De hecho, el 70 por ciento de toda el agua dulce extraída para el consumo humano se destina a la agricultura, información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) pronostica que de aquí al año 2030 habrá un aumento de 14 por ciento en la extracción de agua para el riego en los países en desarrollo.

Debido a ello, los países que dependen principalmente de la agricultura deben buscar nuevas formas de manejar los recursos hídricos de una forma responsable. Una opción para ahorrar agua y mantener los cultivos en buenas condiciones es la llamada "lluvia sólida", un producto que consiste en un polvo granulado constituido por acrilato de potasio (sustancia biodegradable no tóxica capaz de absorber hasta 200 veces su peso en agua) que tiene la capacidad de retener el agua de lluvia, ya que al contacto con el líquido se convierte en un gel sólido que se puede mantener en costales hasta el período oportuno de sembrar y en ese momento paulatinamente se libere la humedad contenida en el gel.

Antes de ser hidratado, el producto tiene una consistencia muy similar a la del azúcar y el ingeniero mexicano Sergio Rico, creador de esta tecnología explicó que puede ser utilizado en todo tipo de tierra y para cualquier planta o vegetal. Además, no tiene reacción química con pesticidas o fertilizantes “porque es solamente agua” y no produce contaminantes. La vida útil de la "lluvia sólida" es de máximo una década y durante ese tiempo va a proveer a la planta de un suministro de agua regular, evitando el estrés hídrico, fomentando la aireación, evitando evaporación. Las partículas de lluvia sólida se pueden secar y volver a hidratarse cada ciclo de cultivo.

Los silos de agua son las partículas de potasio en polvo y que una vez hidratados aumentan su tamaño y se convierten en la llamada lluvia sólida. Las cantidades para formar la lluvia sólida son de tan sólo 10 gramos de silos (lo equivalente a una tapa de refresco) por cada litro de agua, una vez hidratados se mezclan los silos con la tierra que se utilizará para plantar, esto rendirá para cuatro macetas de un litro dependiendo del agua y las condiciones de la tierra que se emplee, según información del sitio web www.silosdeagua.net.

Según Rico la implementación de los silos de agua podría permitir un ahorro de casi el 90% de agua para los sistemas de riego, ya que se utiliza menos líquido aunado a que se emplea agua de lluvia. El producto se vende en dos presentaciones, frascos de 500 gramos con un costo por kilo de 440 pesos (28.84 dólares) y por bulto de 25 kilos (55.12 libras) con un precio de 7, 500 pesos (cerca de 500 dólares), además Rico aseguró que para implementar su producto a gran escala se requiere de una inversión de 15 mil pesos (983.15 dólares) por hectárea.

Rico afirmó que en México hay zonas donde ya se implementa el producto, además de que se ha comercializado también en países como Rusia, India, Costa de Marfil, España, Portugal, Chile, Argentina y Perú. La escasez de recursos hídricos es uno de los principales desafíos para los países, ya que según datos de la ONU el uso y consumo de agua creció a un ritmo dos veces superior al de la tasa de crecimiento de la población, por ello es pertinente emplear más y mejores métodos para la conservación del vital líquido para permitir el desarrollo de las distintas actividades del ser humano.