Una prótesis robótica de mano en impresión 3D

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) ha distinguido a un ciudadano francés por su proyecto BionicoHand que desarrolla productos para gente discapacitada y a bajo coste.


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BionicoHand es una prótesis biónica que se fabrica en un fablab a bajo coste.

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Entre diez emprendedores menores de 35 años, Nicolas Huchet fue elegido joven innovador francés 2015 por el MIT.



Por Pauline Fréour / Le Figaro

Aún a los 31 años, Nicolas Huchet conserva el estilo informal de un adolescente. Pero bien se merece que se le tome en serio. Este joven ingeniero en sonido ha sido elegido, entre diez emprendedores menores de 35 años, por el prestigioso centro de investigación norteamericano MIT, como el "Innovador Social" francés del año 2015.

¿Cuál es su proyecto? BionicoHand, una prótesis robótica de mano que puede realizarse a bajo coste gracias al uso de herramientas accesibles, como una impresora 3D. Los planos de fabricación de dicha prótesis pueden encontrarse en Internet y están a disposición de todo el mundo. Nicolas Huchet perdió su mano derecha a los 18 años en un accidente de trabajo. "En cuanto vi la prótesis que la Seguridad Social me ofrecía, me sentí muy decepcionado, pese a que me permitiría hacer muchas cosas", recuerda Nicolas al mirar la mano estética de silicona color carne sobre sus rodillas.

Sin embargo, para lanzar el proyecto que cambió su vida, el joven dejó pasar diez años. "Durante años, no pude aceptar mi discapacidad y no le prestaba atención. Solo en 2012, cuando salen al mercado las nuevas prótesis polidigitales, me volqué de lleno. Estas nuevas prótesis permitían, por ejemplo, atarse los cordones de los zapatos, porque los dedos se movían de forma independiente. Me entusiasmé mucho".

El modelo que cubre la Seguridad Social ofrece, sin duda, cierta autonomía, pero, en realidad, funciona como pinza. Pero la posibilidad de comprar una de las innovaciones polidigitales altamente perfeccionadas era inviable. La visita al fablab de Rennes (taller de fabricación abierta al público) hizo de detonante. "Al pasar por delante de una impresora 3D, me pregunté si existía la posibilidad de realizar una mano robótica, pues había encontrado los planos con código abierto en Internet”. El diseñador de la mano robot (InMoov), también francés, Gaël Langevin, aceptó asesorarlo para convertirla en prótesis.

En cinco meses, se fabricó un primer prototipo, por un valor de 300 euros, con la ayuda de una veintena de voluntarios del fablab que aportaron sus conocimientos en electrónica, codificación, motorización, prótesis… Los sensores instalados en los músculos del antebrazo transforman la energía de la contracción en señal eléctrica y esta acciona los movimientos de los dedos. La BionicoHand vio la luz.

Cuando lo encontramos en los locales de L'Atelier BNP-Paribas en París durante la entrega de premios del MIT, sufrimos una pequeña decepción: Nicolas Huchet no llevaba su mano robot. "El actual prototipo debe optimizarse aún más para poder usarse diariamente, todavía no está terminado, se justifica. Solo vale como prueba de concepto. Por tal motivo, emprendimos una segunda fase de trabajo. Para mejorarlo, teniendo en cuenta las necesidades de los futuros usuarios, optamos por un dispositivo liviano, rápido, sólido, funcional y estético".

El equipo del proyecto, para el que se montó la asociación My Human Kit, deberá resolver dificultades inéditas. "Por lo general, la fabricación de prótesis robóticas utiliza elementos de alta tecnología, pero nosotros trabajamos con tecnología menos sofisticada: intentamos reemplazarlos por sustitutos más económicos que buscamos en tiendas de bricolaje. Bricolamos", explica Nicolas Huchet. Más allá del desafío tecnológico, el joven se alegra del giro que este proyecto provocó en su vida. "Mi discapacidad cobró sentido, recuperé la confianza en mí. Salía de un largo y difícil periodo, tanto a nivel profesional como personal. Este proyecto es mi bálsamo. Me dio deseos de cambiarles la vida a las personas que sufren alguna discapacidad.

Un "Handilab" dedicado a la discapacidad El entusiasmo generado por BionicoHand abre nuevas perspectivas para My Human Kit, que prevé un desarrollo comercial a mediano plazo. "La asociación va a ampliar su campo de acción a la discapacidad en general con cinco proyectos, entre ellos, una silla de ruedas, una prótesis auditiva y labios biónicos. Podrá accederse a todos ellos con código abierto, pero también venderemos modelos terminados".

La BionicoHand en su versión final se ofrecerá entre 1000 y 1500 euros, contra 11 000 euros en promedio para los modelos básicos del mercado. Para ello, se crea un "Handilab", centro de investigación y de desarrollo dedicado a la discapacidad que, en su primera etapa, no se abrirá al público, a diferencia de un fablab. "Nuestro primer objetivo es desarrollar experiencia", justifica Nicolas Huchet. Y estará vinculado a una comunidad internacional de fablabs e investigadores movilizados por el tema.

Nicolas Huchet se esfuerza en reducir los costes, pues piensa principalmente en la gente discapacitada de los países emergentes. Para llevar adelante este nuevo proyecto, la asociación, que prevé contratar a un ingeniero, apunta actualmente a captar fondos. Concretamente, el premio MIT no cuenta con una recompensa financiera. Sin embargo, las necesidades financieras se estiman entre 160 000 y 200 000 euros anuales.