Dejando la pobreza atrás
La fuerte determinación de Arjina acabó con los matrimonios infantiles en la región y puso fin a la opresión de las mujeres. Su clarividencia ayudó a muchas mujeres a salir de la pobreza.
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La lucha de Arjina empezó con puñados de arroz que guardaban las mujeres y luego vendían para obtener cabras y gallinas.

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Arjina junto a un grupo de algunas de las mujeres que forman parte del grupo que ella organizó.

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Arjina se ha convertido en una heroína para su pueblo.


Por Rahidul Miah / Prothom Alo

Arjina Khatun, ahora con 47 años, fue demasiado pobre para ir a la escuela. Se casó cuando solo tenía 13 años. Después de poco más de un año de matrimonio, su marido se divorció porque su familia no fue capaz de pagarle la dote. Pero esto no hizo que su mundo terminara ahí, de hecho, no sólo le dio un vuelco a su vida sino que cambió las vidas de muchas mujeres en Taraganj, un suburbio de Rangpur, Bangladesh. La fuerte determinación de Arjina acabó con los matrimonios infantiles en la región y puso fin a la opresión de las mujeres. Su clarividencia ayudó a muchas mujeres a salir de la pobreza.

El paisaje en el pueblo de Arjina, en Panchayetpara, es agradable. Hay vacas, terneros y cabras pastando por los campos de los alrededores. Atrás han quedado las chozas en ruinas. La mayoría de las casas tiene resistentes tejados de estaño corrugado que brillan al sol. También hay muchas casas de ladrillo. Todas tienen retretes, agua potable pura y electricidad. Los estanques están llenos de peces y los jardines domésticos rebosan de verduras y hortalizas. Todos agradecen a Arjina el cambio de aspecto de su pueblo. Mahbubul Islam, una profesora local dice: “es gracias al duro trabajo de Arjina que hoy las chicas del pueblo son conscientes de su salud y su educación. Son tratadas con respeto en las casas de sus suegros”.

Arjina está en casa, esperando una reunión con los miembros de su asociación. Cuando le preguntan por su vida, sus ojos brillan con lágrimas contenidas. Vuelve al pasado, “nunca tuve la oportunidad de ir a la escuela. Mi padre era jornalero. Cuando mi madre murió en 1989, me casé. Nunca podré olvidar cómo mi marido me torturaba. Solo porque no podíamos pagarle 9.000 takas bangladesíes (BDT) como dote, me rompió el brazo izquierdo. Me tuvo muerta de hambre durante dos días enteros y entonces se divorció”.

Liberada de la prisión de la casa de su marido, Arjina volvió a casa de su padre, que moriría poco después de su regreso, y se encontró en una terrible situación. Empezó a trabajar en casas, ganaba poco a pesar de su gran esfuerzo físico y consiguió ahorrar hasta que pudo comprarse dos cabras y nueve pollos. Las gallinas ponían huevos y las cabras tenían cabritos. Y un sueño crecía en su corazón. Un día Arjina se reunió con otras chicas en su casa, chicas que estaban sufriendo y que eran oprimidas. Ella les dijo: “a partir de ahora, aparten un puñado de arroz cada día antes de cocinar”. Decidieron que guardarían arroz, puñado a puñado, para venderlo y hacer algo grande.

En 2002, Arjina creó una asociación con 40 mujeres. Se llamó el Grupo de Mujeres Trabajadoras de Panchayetpara. Cada día conseguían 40 puñados de arroz. Al final de la semana celebraban una lotería y le daban el arroz a una de ellas y con el dinero Arjina compraba patos y pollos. De esta forma, cada semana le daría los 40 puñados de arroz a una mujer diferente y en 40 semanas su pueblo y sus hogares se llenarían de patos y pollos. Esto proporcionó dinero a las mujeres y a sus familias. Después, Arjina empezó a ahorrar dos takas al día. Entre todas, cada semana ahorraban 560 BDT. Celebraron otra lotería y se compró una cabra para la ganadora de la semana. Ya tenían patos y pollos y ahora, poco a poco, tendrían cabras también. La pobreza empezó a desvanecerse.

El 10 de febrero de 2006, Prothom Alo publicó un reportaje sobre Arjina. Leyendo sobre ella, apareció la ONG CARE. Poco después estaban enseñando a las mujeres horticultura doméstica y cultivo interior de champiñones. Después apareció la ONG Brac y formó Pallisamaj una asociación de 300 miembros con Arjina a la cabeza. Además, Arjina amplió el Grupo de Mujeres Trabajadoras a 170 miembros. Ahora ponen 20 BDT cada semana y lo dividen cada tres años. De esta forma han arrendado 21 vacas. Actualmente tienen 500.000 BDT ahorrados.

Con la ayuda de estas asociaciones, Arjina sigue adelante en su lucha contra los matrimonios infantiles, la dote, los divorcios injustos y la opresión de las mujeres. Hasta la fecha ya han evitado 21 matrimonios infantiles. La asociación ha ayudado a 37 chicas pobres a casarse. Han dado lápices, bolígrafos, libros y otros materiales escolares a 61 estudiantes pobres. Han hecho público el grupo sanguíneo de cada miembro para que puedan ayudar a cualquier persona del pueblo que lo precise cuando sea necesario.

Arjina ahora posee ocho cabras, cuatro vacas y muchos patos y pollos. Ha comprado un considerable número de tierras. Tiene un pozo y un retrete y una casa de ladrillo de dos habitaciones con tejado de estaño. En su patio ha plantado mangos, sandías y árboles de papaya.

El ama de casa Asma Khatun, miembro de la asociación, dice que se casó con tan sólo 15 años. Tuvo que trabajar como sirvienta en una de las casas de la zona y tuvo que aguantar el mal comportamiento de su marido. Ahora, ese mismo marido tiene un negocio de arroz gracias a sus ahorros y tienen dos hijos. Asma ha decidido no tener más hijos y su marido ha respetado su decisión.

Anisur Rahman, presidente del Taraganj Upazila Parishad, dice: “Arjina nos ha hecho sentir orgullosos. La tenemos como un ejemplo brillante en varios encuentros y foros”. Arjina cree que “son las mujeres las primeras que tienen que ayudar a otras mujeres en apuros”. Y sueña con el día en que las mujeres trabajen codo con codo con sus maridos en su pueblo, iguales en dignidad y respeto.

email: rahidulprothomalo@gmail.com